La Muerte sigue viviendo sola y callada en la ventana de la caverna. Recuerdo cuando la tuve en mí. No cantaba. Besaba los maderos y la nieve. Leí sus párpados de roca y río. ¿Será verdadera?
Su sabor es idéntico: colonia de rosas. El magma es un nombre. Blanco vestido de la Espada es el vientre de esta niña.
-Cronos, yo me hago cargo de la Noche.
-No. Hoy tengo preparada otra labor para ti.
-¿La misa?
-El castillo.
-Entiendo.
Voy a ver al Padre. Él canta a la luz de la luna.
-Te devuelvo un aliento de vidrio.
-Y yo te unjo con las palabras del mar.
Sólo quedó la luz. El beso deshizo los restos.