Amé a mi familia, como las golondrinas aman la antesala del anochecer
Amé las cuatro y humildes paredes de mi hogar, como el polluelo ama la calidez de su nido
Amé las caricias de mi madre cuando triste me encontraba, como el cachorro de una loba cuando en su seno refugio encuentra
Amé a las mañanas, como las plantas aman los primeros rayos del sol
Aunque muchas noches tenebrosas me asustaban, también las amé, pues, terminaba otro día en que contemplé la belleza de la luz
Amé al cerro que frente a mi casa inerte está, y a la lluvia cuando regaba de esperanzas su seca tierra
Amé a una mujer con la fuerza de un huracán, como ama una madre a su hijo cuando por primera vez abre sus ojos
Amé lo que aprendí día a día, como ama un ciego a su perro
Hoy, a un día de mi muerte, se que faltaron muchas cosas por amar, y amé sin esperar que me amaran, quisiera seguir amando, pero ya no hay nada que hacer, esperaré, y quizás ame a la muerte también.
P.P