En la abadía materna del acantilado
allí es donde estoy en caída libre,
en las alas del cenobio universal,
a la mitad del recorrido pienso,
que podré nadar junto a las oréades;
sumergido en el océano azul.
Derruido en la corriente de olas catárticas,
en la ablución abismal de rasgos,
e imágenes irritantes,
de ella,entre las aristas de un cuerpo arribista;
la pareja desoladora,en la noche del hundimiento