Extraño tu permeable toque
tu voz impredecible
es que sin ti,
mi jardín está muerto
ya no florecen los nardos
gris en el firmamento
es tu manto.
Siento el tamiz
entre cortinas del viento,
salgo a tu encuentro
me impregnan de ti,
¡tus dardos...!
Mi cuerpo,
agradece el momento
como en escorrentías
se diluye tu canto.