No quiero Princesas,
que besan cuando miran a través de los espejos,
prefiero un mordisco,
no deseo una mano a mitad del camino,
prefiero recorrer el camino entero,
si yo soy el culpable de tus melancolías
y tú de mis ironías,
es porque te ganaste mi corazón,
con la pausa de tus besos,
el roce de tu piel
y el tacto de tus sueños
y cuando crucé aquellas luces de neón
empezó mi perdición
y donde estaba entonces tu corazón,
en aquel rincón buscando comprensión,
y yo pensando que en aquel inmenso mar cabíamos los dos,
pero no quería mas aguaceros,
si tiene que venir la tormenta, sacaré el paraguas para dos,
y juntos dejaremos el juego de Príncipes y Princesas
sinceramente nunca hemos creído en Reyes
y ahora ya no volverán,
prefiero la Reina de Corazones si me tiene que tocar.