Hoy he tomado el espejo
y he visto, muy apenado;
que largo el tiempo ha pasado
y me ha dejado más viejo.
No quiero ver su reflejo
ni que me tengan aislado,
prefiero estar asilado
haciéndome más añejo.
De muchos males me aquejo
y vivo desesperado,
y si alguien llega a mi lado
de mala gana, lo alejo.
Con la piel hecha un pellejo
estoy aquí recostado;
rimando versos glosados,
leyendo a César Vallejo.
Trinó alegre el azulejo
y su canto, ha iluminado;
la cara del jubilado
con su arrugado entrecejo.
Y el pobre camina lerdo
con el cansancio marcado,
sabiendo con desagrado
que marcha, como el cangrejo.
Adiós amigos les dejo
para todos, mi legado;
que no es de plata un puñado
si no este poema quejo.
Franklin Joel Blanco Aparicio.
Villa de Todos los Santos de Calabozo.
Venezuela.