Temblarán las entrañas de su tierra
y se agrietará su voz
sufriendo el estruendo atroz
de millones de almas que se cierran
dando un portazo de desesperanza
que suena a triste final,
suena a tragedia mundial,
suena a desequilibrio en la balanza.
Él emprenderá con calma el sendero,
piedras le harán tropezar,
las olas serán su azar,
su dolor será frío como enero.
Sus padres lo vieron partir abatido
y la más amarga hiel
probó su mujer con él:
su hijo arribó a la orilla sucumbido.