Una brisa tocando la piel
acariciándonos como si ella,
la tierra, nuestra madre
supiera de nosotros, nos sintiera
sus hijos, como árboles
Una corriente efímera, en el cuerpo
la percepción profunda de
un simple viento frío para ellos
cálido para algunos otros
para ella, su suave mano
Un soplo dentro, en el pecho
más aun, internamente bello
en el alma, sopla su aliento
como sugiriendo a un niño
que baile, brinque, sueñe
Un viento aquí y allá, silbando
al son de la vida entre aves y plazas
tardes y sonrisas, amores y nada
solo amores, afectos de una brisa
eso solo canta el viento
Una ráfaga moviendo pensamientos
agitándolos haciéndoles ver
esas tardes, esas aves fugaces
pensamientos que van cautelosos
volviendo perdurable lo precario
Una brisa efímera, llamándonos
a volver a atrás, donde éramos
ella y nosotros, un todo
en el tiempo sin amarguras
en el que una brisa no era
para nada efímera.