Soneto a la noche vacía
Va la noche vestida de impaciencia
la aprisiona una tenaz soledad.
Está sufriendo herida por tu ausencia
y llora su acongojada orfandad.
Es el dolor su natural esencia
que la hiere permanente y sin piedad.
Es el haber perdido tu presencia
y de tus ojos toda claridad.
Su negrura que llega a lo infinito,
en el cielo va dejando sus huellas
adheridas al estruendo de un grito.
Y tomando a su paso las estrellas,
graba en descomunal aerolito
del amor ¡las más sublimes querellas!