Mugen los toros de piedra
en el prado de los tiempos.
Rompiendo con furia titanica,
las entrañas del silencio.
Una estampida de brava roca
bajo la luz de la luna llena.
Una embestida de siglos dormidos,
en el corazón de la noche eterna.
Un bramido de fuego y viento.
Resonando tras los muros de la ciudad sin voz.
Como un relámpago desgastado por su luz.
Como un monte sin su eco.
Dos astas de lluvia disecada.
Atravesando el corazón,
de los que viven bajo el crepúsculo.
con un ramo de estrellas,
creciendo dentro de su garganta.
Y ocho pares de pezuñas mortecinas.
Dejando sus huellas sobre la tierra eterna.
como un epitafio de media noche,
grabado a fuego sobre la hierba.
Los toros de piedra
Mitad muerte,mitad sangre fresca.
Esconden dentro de sus torsos huecos
un corazón de cobre.
Que bombea pulsos de luna llena.