Escuchen, todos, oigan el corrido,
Que a continuación voy a cantar,
Pues a una auditora va dedicado,
De hermoso rostro no lo puedo disimular.
Es auditora y se llama Ana,
Viste con exquisita elegancia,
Pues es toda una dama,
Como aquellas de la antigua Francia.
Su sonrisa embelese y trasmite ternura,
Subsana cualquier infortunio,
Y hace de la noche más oscura,
El más bello plenilunio.
Sus ojos son los más bonitos,
Que yo en la vida haya visto,
Pues son como dos luceritos,
Que alumbran el Universo todito.
Tiene un precioso cabello,
De un divino negro azabache,
Pues todo en ella es bello,
Puede inspirarme hacer arte.
Ella es noble, inteligente y virtuosa,
Alegre, encantadora y optimista,
La efímera vida no me alcanzaría,
Para describir a esta distinguida idealista.