Serenatas de amor,
en tibias noches de estío,
regadas por tu corazón,
para llegar junto al mío.
Tu voz se iba muy lejos,
alcanzando los árboles floridos,
mientras las aves silvestres,
hacían coro con sus trinos.
Las cuerdas de tu guitarra,
inundaban lugares vacíos,
y mi alma se iba llenando,
de sus amorosos sonidos.
Serenatas de amor,
tu corazón junto al mío,
ahora que te has ido,
solitaria canto al olvido.
En tibias noches de lluvia,
me paro junto al árbol florido,
mirando al celeste cielo,
escucho tu voz, !amor mío¡¡.
Ya tu recuerdo he guardado,
porque es recuerdo sin olvido,
y sigo cantando a la vida,
recorriendo mi camino.
Maria Hodunnok.