Entrelazando los dedos se hace eterna la poesía,
te doy la mano
y se deslizan los pies diez centímetros por encima del suelo,
el aliento se quiebra
y las palabras no son escupidas fácilmente,
la pupila habla
y un idioma de suspiros se desata,
te fumas un cigarro
y veo el futuro en el humo,
me das un beso
e identifico universos en tu saliva,
juegas con mi cabello
y me siento eterna,
pones ritmo a la tarde con tu piel
y se derrite mi espalda con el tacto de tu mano,
las nubes nos observan
y la luna se asoma esquiva.
Intenta ser infinita la tarde
y lo logra,
es efímera en segundos
pero inmortal en instantes,
como tu.