Le he dejado al fuego
el permiso de jugar con el destino,
picarón y ardiente,
ese tipo de fuego.
Le he regalado mis peligros que temo
temerosos escapan y escabullen,
pero él,
en risas y miradas pizpiretas
les ha dado un abrazo.
Me encantan las mañanas,
los naranjos olorosos,
las tazas de té
y el viento amoroso.
Me encanta,
mi más querido inicio.
El inicio desde unos ojitos bonitos,
un roce de labios coquetos,
unos deditos,
unos pequeños besitos.
¡Ay, inicio! que bonito es iniciar.
Donde el final,
vaya la redundancia,
donde el final acaba,
se lleva con él el peligro:
he escuchado que la tardanza
es donde está el peligro,
supe al escuchar que si de lujos gozo
la espera no es uno lujoso.
Inicio,
que bonito es el inicio,
entre olorosos naranjos,
tazas de té,
vientos amorosos
que a veces son versos,
a veces son estrofas,
a veces besos,
he dejado el peligro
en manos del fuego, el gran fuego.
Inicio
he decidido dejar el peligro,
pues entre olorosos naranjos,
tazas de té y vientos amorosos,
he decidido que tú eres el peligro,
no te evado,
evado el peligro
a fin de cuentas
peligro ya tiene fuego y tardanza
que le acompañe.