Soy el amante que a tus pies se humilla
y que a diario tu piedad reclama,
de un corazón latente porque te ama
y ante este amor su orgullo arrodilla
Seguidor de tu alma que tanto brilla
y a mis desatinos brinda su calma,
fuiste hecha para ser una dama
de mi costado, desde mi costilla.
¡Te amo! Y Dios mi palabra bendice
que va volando a ti como débil hoja,
es mi corazón enamorado quien lo dice,
y entre lágrimas su esperanza moja
mucho dolor en la noche predice
cuando su latido por ti se acongoja.