Vengo regalando angustias
precipitadas
sobre un alma injusta
que por ningún lado
me dice nada.
Desde el mes de febrero
te hablo directo al corazón
y todo sin razón,
porque ya nada de ti espero.
Te hablo, te digo que te quiero
y mira a cómo estamos.
Pasan los meses
y no sé qué te parece
que crees que mi corazón
no es el que habla
que es un invento a la deriva
del dichoso idioma.
Desde hace meses te entrego
pedacitos de mi vida.
Creo que todo tiene un comienzo
y un final y ya es hora,
que aprendas que el amor
no se mendiga,
se lucha por él…
aunque te castiga.
Pero no eres la única flor
del desierto,
puedo encontrar un cactus
que espere
a levantar mis sentimientos
que por ti quedaron ilesos
y al mundo de lo justo se adhiere.
Ya me di cuenta
que eso es lo que prefieres
que mala es tu suerte.