Luces penetrantes que el alma recorre, que en sueños emerge,
que paras el tiempo de toda esencia del ser
que motivas el estruendo de un inmenso auge
que con tus rayos mi pasión haces arder.
Labios desnudos brillantes que arrebatan toda existencia
que a tu mundo lleno de encanto la transporta
que recorrerlos es un deseo, una melodía
que envenenas mi alma con tu ternura.
¡Ay criminal del universo!
Que con la delicadeza de tu cuerpo deslumbras
que por tu sedosa piel tu encanto se desliza
que con tu esbozo la naturaleza se asombra de lindeza
que tan sutil dama me colma de esplendor de solo tocarla.
Verdadera mujer de esencia, íntegra de corazón
que tan pura de alma, contagia de un exquisito vigor
que por su genio asombra de convicción
que tan dulce y frágil y a la vez tenaz compañera,
me rebosa de amor.
¡Ay corazón de cristal!
Esencia de mujer,
que tan lejos o tan cerca, tu fragancia reside eternamente
que en las sombras y en el fulgor te hallas siempre presente
que en mi corazón y en mi vida te anhelo perpetuamente.
Centinela de mi alma, ángel de amor penetrante
permíteme ser tu vigía por siempre
permíteme servirte desinteresadamente
acéptame en tu corazón eternamente
y concédeme el honor de amarte por siempre.