Voy a intentar escribir poesía,
de esa que al leerla...
me dice de todo,
y no me dice nada.
Poesía de versos intranquilos,
y despiadados matices,
de silencio,
de sonidos,
de palabras.
Poesía que me habla de cosas que entiendo,
porque son algo cotidiano.
Y que me cuenta cosas de amor que no entiendo,
porque no las he vivido,
entonces me digo que me he salvado,
pero tan sólo es un engaño.
Voy justificando la ausencia de calor,
diciendo que es lo mejor que me ha pasado.
La verdad es que no es cierto,
el amor hace mucha falta,
pero no se lo digas a nadie.
En medio del ajetreo,
voy buscando unos labios,
que me digan algo amable.
Los espero,
los anhelo.
Si no los encuentro los invento,
y los sueño como los sueñan los poetas...
con versos.
Versos que desvarían manchados en tinta,
con expresiones intensas,
versos que me dejan expuesta,
desnuda,
porque me describen,
aunque intento negarlo,
al final vuelvo a leerlos.
Y entonces regreso a buscar aquellos labios,
pero esta vez deseo que me besen,
que me envuelvan,
¿y los poetas?
¿saben sus besos a letras?
¿saben tal vez a palabras?
Lo cierto es que producen electricidad...
y me recorren el cuerpo,
eso me cambia,
en el fondo es todo lo que quiero,
para variar, por una vez...
sentirme amada.