Me haces culpable
Me culpas de todo.
No pienso lo mismo.
Tratas de aturdirme.
¿Por qué te comportas así?
En ti está la codicia.
No podemos vivir en el lujo.
¿Cuántas veces tengo
que repetirte lo mismo?
En este momento de mi vida,
cuanto más te necesito,
y tú... culpándome de todo
lo adverso nos pasa
en esta vida frustrada.
No son solamente mías
las responsabilidades.
También tienes que ser partícipe
de ellas... no te laves las manos.
Una vez más te aseguro
que quisiera hacer
un largo viaje, y no volver.
Tal vez, ante mi ausencia,
puedas sentirte más feliz.
Ayer rodé por la escalera
y no viniste a ver qué
me había pasado.
Por suerte fue una caída
sin consecuencias.
Dios permitió nada me sucediera.
Él me acompañó.
Y tu indiferencia fue tan obvia...
Hubiese podido ser más
que un accidente en el cual
me habría quebrado
una pierna o un brazo.
¿Y si me hubiese matado?
Serías... tal vez, más feliz.
Últimamente nos están pasando
tantas contrariedades en nuestra existencia...
No las busco, sólo llegan.
¿Qué necesitas para ser feliz?
¿Que no esté más en tu vida?
Ante mis preguntas siempre callas.
Nada te interesa.
Para ti todo es igual.
Pero me controlas...
Ni siquiera me dejas tomar
un vaso de vino de más,
para olvidar un poco las penas
que guardo en este atormentado corazón.
He buscado la dicha en ti.
Pero nuestra felicidad ha sido muy breve.
Me haces culpable.
Pero nunca llegaste a pensar
que eres también tú culpable
de todo esto que nos pasa.
Me amabas, pero evidentemente,
ya ese amor no lo sientes.
Te he amado hasta la locura.
Te diré que ahora estamos iguales.
Ya no siento el mismo amor.
Piensa en lo que te he dicho.
¿No crees que sería mejor
nos digamos adiós definitivamente?
Hugo Emilio Ocanto
03/03/2016
DERECHOS DE AUTOR.