El amor en su falta nos solicita
a tomar un otro como propio
estado de agregarlo al dominio como si
fuera un objeto, una propiedad su-jeta
amor y libertad no son
palabras que se toman de la mano
paseando por la misma
cadenciosa sentencia
El amor que pide a un otro es anti-revolucionario, reaccionario, conservador
Demoledor de las estructuras restallantes de tempestad que azota la acera
Como una lluvia, una gota, es solo una caída proveniente de otro cielo, así caemos
Pero que le vamos a hacer. Si es lo que pide nuestra naturaleza ensamblada
O lo que pensamos que esta pide (o lo que creemos que pensamos y leemos en poemas, que son incomprensiblemente feos: fríos, desalmados)
Es que lo pensamos por que ya lo hemos sentido, en algún fondo, de algún espacio óscuro
Pero nunca nombrado, por carecer de apodo, por esquivar los signos, como los óculos a las luces negras
No se trata del encuentro hombre-mujer y sus extrañas posibilidades actuales, juegos teóricos de generós ficticios
Se trata del uno a uno. Del llamado personal. De su nombre y el tuyo
No se aman a dos personas como se ama a uno
No se ama a todo el mundo si todo el mundo no remitiera sino en su esencia
A uno.
El celo es la evidencia del egoísmo del amor
El amor en su esencia vulnerable, rostro humano
Lo vemos como negativo y peligroso
Mejor es pues no sentirlo
El celo es miedo a perder algo que se considera indispensable
El verdadero amor siempre es indispensable
Hasta que se pierde
Y con ello también nosotros descarriamos, dando tumbos como si no fuéramos
Objetos
Somos objetos
También rodeamos el mundo ocupando un espacio
Peor aun más frágiles y volátiles
Que las cosas duras, que las cosas silenciosas
Que entienden el silencio por haber nacido antes del tiempo
Que no conocen la angustia y el precio
Desaparecemos antes que los materiales carentes de belleza
Indestructibles, indesterrables, exorbitantemente inmortales
Que cubren la tierra
Peor aun más duros de la testa
Somos presos de la estadísticas
Mano de obra barata de invisibles estados
Donde la violencia económica ha diezmado
El espíritu que una vez hubo amado
Somos los conservadores caducados
Propietarios indiferentes de algo que nos ha dominado
Que no hemos alcanzado, de estar tan preocupados;
El objeto amado