Voy a olvidarte.
Se que al hacerlo me envolverá tú sombra mortal
En lenta agonía hacia el óbito final.
Empezaré por perder adrede la memoria
Para olvidarte sin hacer sacrificios,
Para cortar mi adicción a tú gloria
Y mitigar las dolencias de mis extravíos.
No caminaré más
el paisaje de los lugares que abrazamos
Ni apretaré mas
a mi pecho, los vestidos que te encantan
con tus esencias y colores que me gustan.
No recordaré mas,
los bucles de trigo de tu cabello altivo,
Ni el brillo
que adquiere con tus ojos vivos.
Ni los mil estilos
del peinado que disfrutas
inmunizándo mis delirios.
Me negaré
el parapadéo seductor en el brillo de tus ojos,
En las formas de tú mirar
Y en las sombras que realza
El alero de tus pestañas hablar.
Olvidaré
que tu sonrisa éndulza mi amargura
Y tus cantos evaporan mi tristeza.
No escucharé
tu voz, y sus profundas vibraciones
que hacen palpitar el corazón
Y buscar entre las demás
el origén de ese timbre grave y musical.
Romperé los hilos,
de toda comunicación física y virtual,
desde el comienzo hasta el final:
Desde el pensamiento silencioso
Hasta el sonido bullicioso
de las palabras que ya no están.
Me arrancaré
Uno a uno, los orgános necesarios para hablar,
Y así, olvidar el lenguaje de la palabra
Para no emitir sonidos que tú puedas escuchar.
Que tú puedas descifrar.
Mutilaré mis manos,
Para olvidar el habla de los mimos,
Y así, evitar señales que tú puedas entender
Y olvidarme del consuelo al componer
notas de amor a mi mismo.
Olvidaré
el idioma de los números,
Para no sumar las veces que te busco,
Restar las veces que te encuentro,
Multiplicar por miles tus desprecios
E igualar el resultado de mi amor al infinito.
No añoraré
ni un centímetro de tu piel desnuda,
Ni su color canela bajo el sol ardiente
Ni sus tiernas erupciones arenosas,
Cuando estas en las tinieblas del poniente
Bajo mis caricias impetuosas.
Olvidaré la flor que abrío sus pétalos
Cuando te tuve entre mis brazos.
Seré Indolente
A la sensibilidad que tienes ante la belleza
Del mundo que no puedes alcanzar
Y ante el dolor que sufren los de allá.
Esas cosas muy tuyas no las quiero recordar.
En esta marcha hacia el cadalso sin remedio,
Sin remedio te recordare…
No tengo alternativa.
Pero, es el último sollozo de mi existencia que se va.
Tendré presente
que hoy ya no te tengo
y poco a poco, no te siento.
Que tu ser lejano e incierto
se diluye como el rastro de un cometa,
materia de la que esta hecha tu silueta.
De la que solo me roza un vago sentimiento,
En mi doloroso y veloz desenlace
Del camino ineludible hacia la muerte,
Donde definitivamente te olvidé.