Fue tan elocuente tu silencio
que pude comprender que no me amabas,
de repente me quedé sin tu mirada...
y la mía… divagando en la nada.
Ojalá algún día te arrepientas por ser necio...
y castigarme tan cruel con tu silencio,
no valoraste el amor que te ofrendaba,
los ojos bajaste por no encontrarte mi mirada.
Tuviste miedo de saber que yo te amaba...
tuviste miedo del amor que yo te daba,
si ahora quieres hablar... no digas nada,
ya es muy tarde… ¡Emprende tu retirada!
Ya no soy tuya, tienes que acostumbrarte,
mi amor no lo hallarás en cualquier parte.
No digas nada... qué el silencio habla
y tu actitud, dice más que mil palabras.
El fuego encendido se apagó…ya no arde,
dispersas por el aire quedan las cenizas,
formando remolinos con el viento de la tarde...
¡Para quedar sólo las pavesas,
de un amor ya extinto, disperso por la brisa!
Felina