Trajo el viento vagabundo
una triste melodía,
y en su vagar errabundo
con notas, de sinfonía;
derramó por todo el mundo
penas, y melancolías...
Vi un demonio furibundo
cruzar, la noche tardía;
y sobre el suelo fecundo
hizo reinar, la sequía;
huyendo hacia lo profundo
con los albores del día...
Pero el Señor iracundo
al ver, la pena sombría;
no tardó medio segundo
para crear, la alegría;
y en el sendero sin rumbo
se perdió, en la lejanía...
Franklin Joel Blanco Aparicio.
Villa de Todos los Santos de Calabozo.
Venezuela.