Llueve torrencialmente ahora en el rancho como siempre, empantanada y encerrada en mi propia cárcel de mi mente como en todas las edades de la historia, llueve dentro mío ante el amor y esas ganas infinitas de pensar, del crear, del cambio, de transformar-nos...
Perdonarnos es todo lo que necesitamos en la vida, es lo que nos hace sentirnos vivos...
Cuando se ama con plenitud, desinteresadamente... se ama sin excusas, ni tuyas ni mías... sin cambiarnos, sin manipulaciones ni mentiras, sin medias tintas ni cobardía, sin ignorarnos...
No, nos destruimos... Somos tú y yo, sin hipocresías ni dobleces... Y son esos pequeños detalles, oliendo a café donde el tiempo nos dice sin voz, tú nombre y mi nombre, cuando no debe y los besos nos arrastran, nos niegan y sin piedad nos roban tantas horas de sueño
Abrázame... abrázame fuerte cada vez que sientas que el amor y la ternura se escapan de los brazos y las palabras ya no rompen las fronteras que nos separan...
Abrázame ... así, sintiéndonos unidos que mi alma es como el sol desde el oeste y va danzando en círculo, arrojando luz a tu mirada donde ya no inunda el corazón...
Abrázame que el frío lenguaje destruye los sentidos con su viento... Donde la verdad estalla y nos desnuda, nos gira sobre si mismos y nos descubre en un lo siento, sincero y honesto en cada uno con todo lo que es, frente a frente... lanzándonos hacia el infinito
No dejes de abrazarme... ¡Te necesito! Recuérdalo, siempre!
... Sin ti, amor... No hay paz en la palabra del silencio, en el corazón ni en la mente... Sin ti, amor... no puede existir el dulce abrazo de amor y de perdón...
Sin ti, amor, no existe el canto de los pájaros ni respuesta ni la fuerza que en oración me acerque a dios...
Mané Castro Videla