Yo vivía en Madrid aquellos años.
Era jóven y al sol yo me tendía.
Se hablaba de, inminente, la agonía
del General, sospechas, los amaños.
Silencio sepulcral. En las tabernas
entre los tintos con sifón, rumores,
¡que sí se va o que no se va!, tambores,
la dicha o la aflicción brillando alternas.
Todo allí era dudar, incertidumbre
¡qué iría a depararnos el futuro!
Soñábamos librarnos de ese muro
y alumbrar ya por fin la nueva lumbre.
Y al fin se hizo la luz. Todos a una
juntos, los hombros fuimos arrimando,
las penas del pasado abandonando,
primando nuestro reto a la fortuna.
Pasados hoy, ya mas de treinta años,
España está en la misma encrucijada,
tras la altura de miras esperada,
con egos, con despechos, con engaños.
©donaciano bueno
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