El odio lo arrebata,
arrebata el valor del alma de luz, para convertirlo con besos y mordidas en oscura voluntad de muerte y sadismo.
Si el alma odia, entonces las flores más negras del abismo vibran,
queriendo florecer en su totalidad,
pero el riego de la luz las detiene en extraña batalla,
amiga del arrepentimiento y el dolor.
¡Cuervos come carne! ¡Gracias del abismal pozo de ira y pesimismo!
Ya tus garras rallan la garganta adolorida que se sacía en escupir insultos y auto-críticas,
para querer acabar con el flujo de tus venas y arterias;
para acabar con el flujo de vida cual animal feroz que solo puede usar sus fauces para atrapar algún alimento que le sacíe.
Pero luz hay en cada ser
Más fuerte, grande que cualquier diminuta
Partícula de polvo, como el odio.
Alzándose sobre el pantano, ligereza
Como Flor de Loto, belleza emerge.