Sus delicados ojos me miraban con odio
y sus gestos me gritaban con insulto su cólera,
su mente, era traicionada por vagos recuerdos,
su orgullo sellaba la realidad
su paciencia, había explotado como migajas de partículas
las cuales brotaban, como veneno traicionero, tan suavemente.
Ya no importaba si me quedaba o me marchaba
Sabia que en cualquier momento dejaríamos de burlarnos,
nuestras verdades nunca serán compartidas.
Y si estuvimos cerca no fue nuestra decisión, fue la soledad
y la monotonía la que nos unió.
Es claro que no teníamos nada en común pero la
tolerancia nos equilibro.
Buscamos pretextos para separarnos, pero estaba claro
que teníamos que partir hacia caminos diferentes.
Tal vez me quiere, tal vez me odio, o me quiere porque me odia
o me odia porque me quiere.