Para el soñador del Amor y de reales bellezas,
a ese falso trovador de innumerables musas,
digo: No me han conmovido sus escaramuzas,
son palabras impermeables sobre mi coraza,
que llegaron al fustigado cuerpo que abrasa,
pero, nada creo, ¡Basta ya!
¡Pobre! tibio temblor, se coló e hizo caricias,
y una última lagrima gris cayó sobre mi arena,
rozando el viejo enmohecido desván de penas,
donde reposan quietas añoranzas y desvelos,
huérfanas de algunas cálidas manos mansas,
pero ya nada quiero, ¡Basta ya!
Horas pasaron de interminables tormentas,
aquellos bellos momentos, y besos al viento,
trémulantes, pero, quiero sepultar en el olvido,
heridas... hechas de miel, espinas y rencores,
donde no caben más las razones, ni perdones,
solo deseos de retroceder el perdido tiempo.
Y déjeme decirle, ¡pobre infiel anacoreta!
impredecible ruiseñor, llega tarde a la meta,
con ese imprevisible sentimiento tan urbano,
sobre este sensible corazón, que no es de palo,
y yacido, helado, queda desde el inútil desvelo,
cansado en la carrera, y palpitante por humano,
pero, agradecido ¡Libre al fin!, de sueños vanos.
No quiero mas los frugales versos compartidos,
de pasajes imaginarios, de verbos sin sentido,
adornados de flores secas y aventuras muertas,
quisiera alcanzar un verdadero amor, despierta,
pletórico, de bellos adjetivos y caricias ciertas,
donde nunca mas pueda, recordar sus trinos.
Así, que por mi, ¡Basta ya!
Raquelinamor
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