Alexander Vortice

SUPERÁNDOTE LOS DIABLOS

Pediste conformidad y la catedral se vino abajo.

No me pidas un convite de hombres nobles,

no puedo superar a los duendes que habitan

en tu desorden mental y sentimental.

Sueña el niño que dormita en mis esencias;

con un juguete y con un maniquí tan vivo

como tú, el niño recorre edenes del “más allá”.

 

Si mordieses el vértigo yo podría juguetear

con tu hígado contaminado por el pánico

y decirte, al final, que no eres más

que un donaire que se alimenta de alimañas,

de copas de ron, de bilis, de iris momentáneos,

de ratones blanquinegros que son como diablos

hechos a imagen y semejanza de la injusticia

y la vanidad.