Es cierto que tememos a perder
aquello que amamos. Más, amamos
aquello que no es nuestro.
Arriesgándonos a olvidarle o peor aún,
a que nos olviden.
Queremos estar seguros que
estarán siempre de nuestro lado,
sin darnos cuenta que nosotros
mismos nos fallamos. Sabemos que
el amor es pasajero, y sin embargo,
nos adentramos en ese poso,
arriesgándonos a perdernos, y a amar
sin ser amados.
Queremos un por y para siempre,
sin darnos cuenta que aquello no existe,
queriendo decir:
\"Estaré presente, no contigo, ni tu conmigo.
Será presente en mi memoria, y en mi alma,
aquello es eterno, vaya a donde vaya
seguirás aquí, cómo un adiós repentino.
Pero estás aquí, y lo estarás
siempre y cuando yo esté allí.\"