Tengo todo tu tiempo
pues solamente fue una vez
y es eternidad,
es justamente para siempre.
Porque así nos abrazamos
Tú y yo,
en el preciso momento
de la comunión.
No existiendo el abandono,
al quedarme enganchado de lleno
a tu aliento divino.
Tampoco tenemos desencuentros
porque no salieron,
desde, donde nunca nacieron.
Ya que todo ocurrió
como una voz lanzada al viento,
que no puede volver.
Como el río que llegó
una vez a su mar,
y tampoco tiene vuelta atrás.
- Señor y Dios mío -
¡El amor se hizo único con vos!
Señor Jesús, te ruego que entres en mi vida con tu corazón de buen pastor, en virtud de aquella gran llaga abierta en tu costado, sanando así las heridas de mi interna oscuridad. Acepta ésta mi humilde plegaria que me sale del alma.