Yo no llevaba ganas de sus besos,
Ni ramos de rosas con forros de látex.
Tampoco, poemas para enamorarla
Ni consolaba los escaparates.
Yo no repartía aves de colores
De un paraíso que nunca llega,
Yo me conformaba con la soledad,
Un wiski, la TV y un alma en la bodega.
Yo no tenía ganas de ser un canalla,
De empezar una guerra con ella en la cama.
Yo me remataba al precio de la aurora,
Me bastaban mis diez minutos de fama.
Pero ella quería todo conmigo
El mundo, las estrellas y las olas del mar.
Yo le dije: “vale, me mudo contigo”,
Y espero te guste, también, si te digo
Que valga la pena tenerte que amar.
Y si el paraíso se vuelve un infierno,
Que no te dé por irte en la mañana
Que te quiero a ti, con o sin invierno,
Con el desconcierto de tu gobierno,
Con la crisis que empaña la ventana.
Yo no protestaba por cupidos anémicos,
Ni culpas, ni achaques existenciales.
Yo me doctoraba en patear las aceras
Que llevan del corazón a los hospitales.
Pero ella quería todo conmigo
El mundo, las estrellas y las olas del mar.
Yo le dije: “vale, me mudo contigo”,
Y espero te guste, también, si te digo
Que valga la pena tenerte que amar.
Que la luna te pille bailando en mi boca,
Traficando el opio que calma la sed
Antes de que el quebranto te vuelva loca
Galopando errante por lo que te toca
Cuando mis dedos no ericen a su merced.
Yo no me negué a un futuro con ella,
Al fin y al cabo tampoco tenía
Ni sueños ni escaleras a la gloria
Ni cheques a la sucursal de la alegría.
Y me dio por querer todo con ella.
El mundo que trazan las curvas de su piel
No lo tiene ni galaxias ni estrellas,
Ni el mar con sus olas me deja las huellas
Que dejan al pasar sus labios de miel.