Heliconidas

El presente

Para ti, niño:
Tú que te embriagas de ignoto futuro
y ansías aquello que te es prohibido.
Que corres tus días tras el apuro
por llegar a ser un hombre avenido.
Aún no sabes que dentro de unos años
aquel tiempo evocarás con cariño,
pues sabrás que el futuro es un engaño
y con tristeza añorarás ser niño.

Para ti, hombre joven:
Que te pierdes entre noches sin días.
Que transitas sin frenos por la vida
con ojos llenos y manos vacías,
queriendo ocultar tu pena escondida.
Que no escatimas en barajar trampas
en el vil juego de los sentimientos.
Cuando se marchite tu absurda estampa
llorarás tus años dados al viento.

Para tí, mujer…
Que dices “será mejor el mañana”;
“esta no es la vida que lo es realmente”…
Que solo miras tu estrella lejana
en la pasiva ilusión de tu mente.
Que por doquier te atenazan los miedos
y buscas la perfección delirante
del que vive y muere a costa de un credo
por no atreverse a vivir el instante.

Para tí, anciano.
¿Porqué es que dices con voz altanera
 “La juventud de hoy está perdida”
y volver a ser un joven quisieras
para volver a malgastar tu vida?
Tan solo vives del terco pasado
y de tus utopías abolidas.
Valora el día que se te ha dado
con sus migajas de ilusión ceñida.

Y así, como errantes del desconsuelo,
libramos el agudo batallar
de la ola que pretende ser cielo
y de la nube que anhela ser mar.
Cautivados frente a falsos umbrales
que nos distraen del feliz sembrar
del presente y sus tierras virginales.
Solo el hoy no se nos puede negar.