Al otro lado del alma
donde en rosas no hay espinas,
todo es quietud, ni hay esquinas
y el mar se presenta en calma.
Donde anida el sentimiento
en el que el pueblo andaluz
se arrodilla ante la cruz
con bulla y recogimiento.
Quisiera, si alma tuviera,
este aprendiz de poeta
inventarme una saeta
que todo el mundo aprendiera.
Que subido en su almenara
embriagado de emoción
diera un vuelco al corazón
pues que Serrat la cantara.
Y seguir así a la gente
con su ritmo acompasado,
vivir tan entusiasmado
pareciendo irreverente.
Y querer como ellos quieren
a su virgen Macarena
y curarse la gangrena
que en sus pócimas bebieren.
Muriendo de amor, de pena,
como en pasos, costaleros,
henchidos de pasión, fieros,
y de gracia el alma llena.
©donaciano bueno
http://www.donacianobueno.com/