Después de discurrir en un delicado paseo por la fragancia que emanas,
me he topado con un sinnúmero de emociones nuevas y desconocidas.
Emociones que se pelean entre sí por tu aprobación.
Emociones empapadas de gratitud hacia ti.
La finalidad de estos párrafos no es más que exaltar tu maravillosa existencia
Recordarte cuán hermosa eres
Y con finas palabras, hacerte saber que tu misión en la vida, al parecer,
Es dejar una estela fulgurante de pulcritud por donde pasas.
Con tu suave presencia, solo basta tocar la oscuridad
Para llenarla de pacifica luz.
Y en la sinfonía más despampanante y rebosante de alegría
Eres tú quien lleva la batuta que dirige la eufonía.
Estas palabras surgen de tu acogedor aroma que envuelve la hermosura
En la que estás sumergida celosamente.
Esa hermosura que te hace ser quien eres, y encamina a mi bolígrafo
Hacia el espacio en donde hallar las mejores letras para ti.
La vida pinta una perspectiva apolínea
cuando estás en ella.
En la formula que conjuga tu ser con la vida misma
El resultado es el que tu decides.
Y gracias a tu magnificencia optas por procurar que
El resultado tenga matices describiendo tu apasionante propósito,
el cual está claramente manifestado en la palabra felicidad.
Tu dulce locura y enternecedora paranoia
dibuja ataduras de las que es muy difícil huir
y a su vez, atestan las ganas de escapar
con regocijo y delicadeza.
Por tal motivo a ti, mujer divina,
van dirigidos mis pensamientos este día.