Y sobre la dura roca, que de la tierra nace,
silenciosa, quieta, poseída en ti, ¡yo yacía!
una canción, recuerdos y tus huellas de piel,
gravitar de mi ser, en la espuma de los mares,
quemante besos del sol, y del furioso oleaje,
cuando agónica en la espera me encontraba.
¡Éxtasis! de la serpiente roja que sin fuerzas,
era caída en la batalla de un amor a ciegas,
y torpedeaban ardientes sentidos de fiereza,
no fue prodigio de diosa, la grande sorpresa,
el sentir del empuje de aquella tórrida fuerza,
como un huracán llega avivando la tormenta.
.
Y se vistió mi cuerpo de mórbida llanura toda,
marcando su desnudez los cimientos de la roca,
al trasmutar intensas caricias quede casi muerta,
un silbido sonar, estallidos de trompetas inciertas,
¡Inmensa locura! su cuerpo ebrio entró a mis metas,
y bebió la dulce miel que brotó de mis entrañas.
.
Así fue como de la enramada salieron los miedos,
consumado el hecho donde cuerpos se fundieron
huyendo satisfecho, te marchaste a volar otros cielos,
entonces, servida la orilla del mar fue mi consuelo,
el sol, la arena, el agua salada, hicieron caricias,
quedaron deseos entre culpables sueños de libertad.
.
¿Dime? ¿Cuando regresará tu velero amor divino?
amante infiel, aventurero, ciego piloto sin destino,
¿Acaso cambiaras la ruta de gaviotas en destierro?
¡Si es así! en agonizante espera yo me quedo,
hasta que el tiempo haga tus huellas en la piedra,
y queden perpetuados azules besos en mi piel.
Esperaré cual gaviota eterna para cuando vuelvas,
junto con el viento, pueda despertar de mi letargo,
y tu pasión aplaque la sed de mi cuerpo agonizante,
aunque se borren de mi mente todos los sentidos,
y el lugar donde en mi corazón no existan los latidos,
segura de que una noche regresarás a mi, amado mío.
raquelinamor
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Miami/2014