De espalda estabas
y sólo observaba tu pelo
que como manantial caía a la cama
saciabas la sed de mi mirada,
desnuda de hombros a cuello
mi interior susurraba
que era algo simplemente bello.
Mis labios querían besar
esa desnudez codiciosa
y mis manos ansiosas
querían brindar caricias maravillosas,
mi lengua babeaba al pensar
en el manjar que contemplaba,
mis dedos se confabulaban
para ver si conquistaban
la diosa que anhelaban,
tu rostro encandilaba la vista
a las sabanas de seda
y sin voltear yo entraba.
La elegancia detona
en tu majestuosa anatomía
seducción al borde de la locura
adoración hacia lo inalcanzable
amor excitado, pero no pervertido
amaneceres infinitos
en el ocaso de la soledad
crepúsculos interminables
de lujuria y algarabía
y ahí estas regalando
tu espalda, tus caderas
a mis ganas de entrar
en tu cuerpo jugoso.
Llenos de sentimientos
sin razón alguna para llorar
lloramos por los momentos de lascivia
desenfrenada y llena de excesos
satisfaciendo la felicidad
de mis deseos y de los tuyos
y así, golpe a golpe
decido dártelo todo
si me das el tiempo que merezco,
no el que me quieras dar
porque deseo quedar dentro de ti
no un momento, sino mas bien
toda una eternidad.