Acompáñame en mi oscuridad, guíame en mi tenue luz.
Permíteme saber que tu silueta está encadenada a mi peculiar existencia.
Que tu intenso silencio declame anuncios acogedores, para que sigan el camino que el viento lleva sin
un rumbo definido, con la seguridad de que irás conmigo en este episodio ocioso y divertido.
Quédate conmigo para que mi esencia no emprenda la huida al olvido y con ella se vaya mi propósito en el tiempo.
No te vayas. Contigo se irá cada pieza que compone la banda sonora en mi paso por la vida.
Si te vas, llévame contigo. La armonía existe porque tú eres su fundamento, si te apartas de ello ¿Qué
sentido tiene indagar en tu ausencia para hallar el ritmo que se esconde?
Hazte un favor y pregúntale a tu altruista naturaleza y acepta su asesoría. Habla con ella y préstale tu
oído para que sus sensatas palabras procuren persuadirte y decidas quedarte.
Si te vas te arrepentirás, si te quedas te deleitarás; de eso me encargo yo.
Escúchame así tus oídos fallen.
Mírame, aunque sólo haya penumbra.
Háblame así el nudo en tu garganta sofoque tu melodía.
Abrázame así esté a millas de tu pecho.
Bésame, aunque mis labios te angustien.
Haz todo lo que tengas planeado hacer;
Pero por favor, invítame y hagámoslo todo juntos...