(I)
En el anacarado lago
en que te sueño...
la mañana en sus acacias,
se desgrana muy despacio
entre hojas ambarinas...
laceradas de alba y roca,
y entre trémulas caricias,
bendecidas en sus olvidos,
la corriente de rocío...
se reviste muy despacio,
entre mares procelosos...
bendecidos de agua y rosa.
(II)
Mi esperanza... se estremece,
entre horas compungidas...
laceradas por el frío,
y entre soterradas abadías
desvestidas en sus alburas,
mil otoños... se estremecen,
lacerados... de agua y oro.
(III)
Cálidos recuerdos adornados
de hojarasca movediza...
se deshacen muy despacio
en imperio de mi herida,
el silencio se estremece
entre labios poderosos...
de esperanza plenilúnica
el otoño... se adormece.
(IV)
La poesía...
es el alma de la horas,
allá... donde los temores
se diluyen...
con el paso de la lira...
entre lagos... de caricia,
de recuerdo... se adormece,
y en el trémulo
y lánguido recuerdo...
bendecido de abandono,
adulado por el viento...
de quimera... se entretiene.
(V)
Hoy me vierto en el diamante
del rocío en que me miro,
entre pálidos recuerdos...
por el aura que me vence,
la caricia de mi alma
se entrelaza muy despacio,
en el arpa compungida...
desvestida... de abandono
transformando... la mañana,
por el lirio... que me incita.
AUTOR: JOSÉ A. PANIAGUA MARTÍNEZ.