Hoy quise recordarte
en esa intimidad
lejana y algo marchita.
Donde se amontonaron
los mohos en las esquinas
las humedades en los sueños
gritan con esa voz chiquita.
Y la piel sigue brotando
tempestades
en la claraboya del alma
y me suplica.
Traté de poseerte nuevamente
frotando el salvajismo de mi mente
rompiendo a la princesa extinguida
sin trono, ni corona
que soporta sin mirar
la cicatriz cerrada de la herida.