La nocturna hora
donde el grillo anida
por las rendijas de las ventanas
pasa un viento
un vértigo que lastima
la cama está quieta
con sus almohadones que encuentran orden
mientras escribo
la mesa apoya mi brazo,
algunos poemas
y tinta
hay un trapo viejo que participa
con él no sequé los platos
sino las lágrimas que se animan
a desplegar historias
que se embriagan contigo...