Escucharas este ruego sollozante
que irá a turbar tu inclemente calma,
miraras ante ti mis lágrimas del alma
y sentirás mi dolor en ese instante.
Sentirás la melancolía incesante
que a tu corazón se le empalma,
y lloraras tanto como la palma
cuando el viento sopla bastante.
Brotara al suelo mi sangre rota
para que sepas que fuiste amada
por este hombre que llorando trota
hacia el abismo donde no hay nada
y donde su esperanza es remota
dejándole con la fe desamparada.