En el cristal, nuestros cuerpos
y el son agresivo de tus suspiros.
Tarde, noche, sol y madrugada,
en mis garras tus piernas delicadas
y en mis ojos tu cara con delirio.
Tus gestos encendiendo la llama,
los vestidos dispersos en la cama
y el deseo declarando con el alma,
tu pasión provocándome las ganas;
el reposo huyendo en la ventana
y el viento moviendo las persianas.
Tus mejillas maquilladas de placer,
tus cabellos levantando mi vistazo;
tus besos viajeros, fresco amanecer,
tu fatiga cayéndose en mis brazos.