Mi boca se ha secado
como la tierra roja en el verano,
sin el néctar dulce de tu boca
mi boca está reseca
Mis pupilas se cegaron
de tanto buscarte en la oscuridad de este día,
sin la luz azul de tu presencia
mis pupilas están ciegas
Mis manos están frías
como el peñasco en la noche de agosto,
sin el blanco tibio de tu espalda
mis manos se han helado
Mis oídos no soportan el silencio
parece que el mundo se ha vuelto un sepulcro
sin la caricia grave de tu voz de cello
y el horror de un pensamiento
derrumba mi alma:
tal vez no vuelvas