Redondos cristales adornan tu regazo
Como cualquiera, mientras tu esbozada
Sonrisa ilumina como ninguna otra
Mientras tu hermosura, se alimenta de mí ser.
Tu esbozado cuello se calienta ante las tinieblas
De tu esbozado jubilo.
Tu piel carmesí arranca su olor de su entorno ponedor.
Te besaría y te haría mía,
Una noche entera pasaría en tu regazo,
Cuando el umbral de las tinieblas apareciera,
Escaparía como tú lo harías.
Estatura de reina no tendrás pero de ángel,
Te sobra, la belleza, la ternura y el amor de las personas,
Que a veces me cela.
Hasta que el destino nos vuelva
A juntar me despido ante su presencia,
Mi bella damisela.