Eres la coincidencia más extraña de mi vida, nunca pensé que existieras y que llegarás a mi, nunca sabré con exactitud como fue o como paso, pero motivos suficientes tengo para amarte como lo hago hoy.
Sí, te amo.... Y no lo dudo, jamás lo he dudado y espero que no lo dudes tú, sólo siénte este amor por ser tan tuyo.
Le has dado oídos a mis palabras de hombre triste, entendimiento y comprensión a la congoja que habitaba mi corazón.
De ti aprendo, de ti hoy dependo, me alimento de ti, vivo de ti; contigo seso el llanto de mis fracasos, saetas negras que algún día destruían mi sangre, fantasmas turbios que se perdían en la razón con hambre de encontrarte.
Eres esa voz de aliento que difumina tormentos, valiente mano fémina que acaricio a esa bestia herida, confundida y tan pérdida.
Sí me preguntarás el por qué te amo, no sabría con exactitud decírtelo, sólo diría que no lo sé; porque el amar es constante y aveces nace de la nada, quizás poco a poco se ancla el espíritu sin darnos cuenta a él cuando más dedicación nos damos y, nos entregamos con la devoción que Dios ha puesto al quitarme una costilla para darte vida y ser la respuesta a todas mis plegarias.
Sé que me amas y no lo dudo, porque tu amor ha sido sin interés propio, sin mirar tu integridad o tus necesidades, porque de mi te has vuelto esa parte tan importante de sonreír; que egoísta suena al decirte esto, pero te amo de la misma forma que tú me amas, puedo decir sin ofender.... que te amo, más que lo que Dios te ha amado.
Marc Téllez González.