Max Hernandez

Eternamente María...

Lo miras directamente a los ojos, aunque sabes que ya no te puede ver,

Pero en su mirada perdida en el vacío y en la inmensidad, encuentras algo

Que no solamente tú has podido notar: Amor sin límites, incondicional,

Amor puro y sincero, amor de sobra para regalar al mundo entero. Y así fue.

 

El día que lo conociste, quedaste prendada de él, de su mirada tierna,

De su presencia fuerte, de su serenidad y su fortaleza, de su elocuencia.

Sin dudar un segundo le entregaste toda tu vida, tu corazón y tu alma,

Te entregaste entera sin pedir nada a cambio, sin reclamar, como debe de ser.

 

Lo seguiste, marchaste siempre a su lado, y él, te tomó de las manos,

No te ofreció tesoros, dicha o felicidad, ni siquiera una vida juntos.

Pero si te entregó un amor puro, sincero, único, inigualable e incondicional,

Con el que caminaron juntos por el sendero marcado ya mucho tiempo atrás.

 

Fueron dichosos, compartiendo todo lo que encontraron.

Hallaron mucho amor más en el resto de sus hermanos.

También hubo momentos de sufrimiento y de penas,

Pero al final siempre estaban juntos para compensarlo.

 

Más en esta vida no todo es un camino de rosas ni alegría,

Tuvieron que separarse, cuando tuvo él que marchar por aquel rumbo,

Que le estaba reservado desde el primer día de su vida.

Tú quedaste atrás, con los demás, relegada a observar su hazaña.

 

Sufriste con él cada azote, cada insulto, cada blasfemia.

Sentiste en tus hombros el peso inmenso del cruel madero,

Sentiste en tus manos y pies el castigo del cruel hierro,

Y entregaste tu vida en un grito de dolor y de sufrimiento.

 

Se te secaron las lágrimas y el alma en esos momentos,

Lloraste tanto, que mojadas estaban las arenas del desierto.

Sentías que tu corazón se desgarraba de dolor al verlo,

Más aún, tu vientre se estremecía de tanto sufrimiento.

 

Lavaste su rostro maltrecho con tus lágrimas y besos,

Y musitaste en silencio en eterno murmullo de amor,

Un te quiero eterno,  un secreto que llevarás a la tumba

Pero que seguirá contigo por siempre, a través del tiempo.

 

Fuiste condenada, calumniada, desterrada después de esto.

Huiste con los tuyos para evitarles aún más sufrimiento.

Pero incluso después de que te fuiste a darle el encuentro,

Tu nombre fue mancillado por haber sido tu amor sincero.

 

Muchos siglos después, el mundo entero sus ojos ha abierto,

Y podemos al fín conocer tus verdaderos sentimientos.

Y saber que fuiste la compañera verdadera del que fuera

Nuestro Señor y Salvador de todos, el único y eterno.

 

Eternamente María, la compañera fiel, la amiga íntegra,

La que acompaña en silencio, y en silencio entrega

Su amor y su alma, su vida entera, sin preguntas,

sin esperar respuestas....

Solamente gozando por estar a su lado viviendo

La más grande historia de amor jamás escrita....