Un amanecer cualquiera
encontré esa piel trigueña,
sonrisa que inquieta
y una mirada risueña…
Una tarde de primavera
tu voz, conquistó mi alma en pena
soñé contigo despierta,
me enamoré de una quimera…
Y
en una noche de luna llena
despojé mi alma,
te amé sin cadenas,
me derretí en tu espalda,
desnudé mi piel morena,
y me entregué a ti
con el frenesí de una fiera… ©