(Tandil, 7 de agosto de 2015)
Por aquí afuera anda la neblina
tropezándose con los árboles desnudos,
entre esa oscura humedad donde el silencio
va descendiendo desde los tejados.
Sin lunas ni recuerdos
las veredas olvidadas
han aprendido la canción de ausencia,
aquella que los pasos que se han ido
le murmuraban a una lágrima rebelde.
Las baldosas de geométricas figuras
guardan las huellas de andares rezagados
y miradas que se llevaron consigo
el gris de los umbrales taciturnos.
La noche ya es un mar de ojos cerrados,
portones con cadenas,
y gatos en celo que quiebran el reposo
de charcos sin estrellas.
Una rosa, sí, una rosa roja,
ha sido insensiblemente pisoteada,
rojo vino derramado,
una herida abierta que desangra,
un aroma bermellón que lleva el viento.
Pero, ¿sabe usted? Esta noche se parece
a un compendio
de amores fracasados,
despojada del eco de los besos
y de las risas que dibujan una aurora
en los espejos.
Esta noche es una de esas noches
que se dejan llevar en su desvelo
por el monótono andar de algún poema
que pregunta en cada esquina
por su nombre.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.