Pido a mi glorioso Señor
el perdón por lo vivido.
Hoy, de un amor me despido
agradeciendo lo aprendido...
Tú, para mí la más bella
la perfecta armonía,
de tus cabellos a los pies
me has brindado experiencia.
Tu cuerpo yo amé
con el mío has jugado,
ambos hemos disfrutado
de ese placer tan deseado.
Tu corazón abrigué
de tormentos y ambigüedades,
al mío has herido sin descanso,
no he palpado tu compasión.
Tu alma protegí
de campanadas con recuerdos
que atormentaban tu dolor
ensombrecían tu razón,
a la mía has enterrado
en una tumba ignorada.
Tus pensamientos confundidos
los eché a volar sin temores
en mis sueños los abrigue,
a los míos no has valorado
dejándolos abandonados
en un desierto sin oasis.
Gracias a ti bella mujer
mucho me has enseñado,
de ti hoy me despido
deseando a tu ser
esta oración no sea castigo,
yo con mi corazón partido
el saber, no haber podido
ser tu compañero deseado.
Pensamiento escrito el: 12 de mayo de 2015
Autor: Jorge Aimar Francese Hardaick
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